miércoles, 21 de marzo de 2007

do.re.mi.sol

Se enamoró cuando cayó el último pétalo del tulipán más triste del florero. No sé si lo despertó el ruido contra el vidrio o las vibraciones del aire... Creo que más bien se sintió acorralado por la desesperanza. Se vio frágil y vacío. Pienso que lo aterraba la idea de morirse solo. Ni aquel pétalo melancólico la esperaba ya.

De pronto, un punto se volvió verde en aquella angustia homogenea, diaria. Sofocante.

Por fin pudo pestañear.

Decidió darle una pincelada a su vida gris. Recordó que no todas las melodías suenan en fa menor. Y aprendió, felizmente, que la risa de las flores cuando una oruga camina sobre ellas, es sincera.

Dudando hasta de su optimismo se embelleció lo más que pudo, se vistió transparente y, por las dudas, se llenó el bolsillo de caramelos.

Cuando por fin la tuvo enfrente derramó su vida sobre ella. La miró con ojos de fin de marzo y apostó su última sonrisa.


Ella lloró.

4 comentarios:

Agua dijo...

como siempre, te leo y me deslumbro..eso de apostar, de llenarse los bolsillos de caramelos, de vivir... es genial. Eso opino

LaColeccionista dijo...

que triste..

Lis dijo...

lindo, triste, profundo, simple...


un abrazo!

María Agustina dijo...

perdon por cuestionarrrrrrrrrr
cualquieraaa

y me encanto
original
hermoso
segui escribiendo!