Hay días en los que la vida
huele a cadáver pudriéndose al sol.
Días en los que ese mismo sol
ilumina tu grotesca mugre de alta calaña
y hace derramar tus gotas de grasa sudada.
Algunos ya terminaron de purgarse de deseos.
Ya escupieron sus últimas esperanzas de felicidad
y hoy vomitan el llanto atragantado.
Aún te enamoran los espejitos de colores.
Ellos se encantan con el ingenio con que somos estafados. Y estafados.
miércoles, 13 de junio de 2007
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