miércoles, 23 de diciembre de 2009

Penetración cultural, hasta el pecho.


Me puedo aguantar, que, por una sobredosis de nickelodeon, nuestros hermanos menores digan “balón” cuando debieran decir “pelota”.

Me puedo aguantar que para un montón de palabras en inglés no tengamos versión castellana; y que para muchas otras la misma nos suene tan ridícula como decirle ……. a …….

(Acá le toca a cada uno reemplazar por lo que más cómico le parezca, dependiendo de su especialidad, nivel socio cultural, casta, tribu urbana, o minoría que le venga a mano. En particular para los computontos, como yo, quisiera completar la primera casilla con “trap” y la segunda con “cepo” el que no lo entienda se me va y compra el libro de William Stallings, quinta edición, en su versión traducida y mira la página 287).

Luego de este pequeño interludio, sigo con la misma vehemencia que antes.

Me puedo aguantar que los vástagos de nuestros días mejor conozcan a Pikachu que al Gauchito Gil.

Hasta me puedo aguantar que la noche del 24 esperemos con los ojitos llenos de emoción a un personaje inventado por la firma Coca-Cola, como es el tal papanuél, pelandrún y atorrante si los hay.

Lo que me hirve la sangre, y perdonen que se los diga así sin anestesia, pero a veces las cosas hay que decirlas así, tácate! Como quien arranca una curita, es que en el balneario de “Las Grutas”, pase, no un señor, sino cantidad de señores (viejos barrileteros, barquilleros, pirulineros, etc. Ahora aunados bajo el único rótulo de “traicioneros”) VENDIENDO DONAS!!!!!

El primero que vi, era uno bajito, bigotudo el tipo, venìa gritando “…guarda que vengo...” “…onasss, se acaban las onasss…” , en mi ingenuidad me dije, que raaaaaaaro, que será lo que, “…calentitas las onasss…”, vende este tipo, “…se acaban las onassssssss…”, juro y perjuro que el primero de estos señores no alcanzó para que en mi ingenuidad lograra correr el velo de mis preconceptos ( es decir que ni loco, del retomate se pueden vender DONAS en la playa) y ver lo que en aquél balneario estaba sucediendo.

Así como hace un rato decía que hay cosas que hay que hacer como quien arranca una curita que está amalgamada a la piel como uña a la carne y que por más que sea rápido duele como la gran flauta, el segundo de estos personajes me trajo a la realidad de un solo palazo en la nuca cuando dijo, recorriendo el proscenio de izquierda a derecha (es decir casi pisándome las patas), “Llegó el DONERO”, el DONERO, sí, sí, leyeron bien pero lo repito EL DONERO, andá a freir churros, o donas, o lo que se te venga en gracia.

En fin, voy a cortar la cosa acá porque no me quiero calentar, pero en resumen, este verano no vi:

  • Niún (sí, todo junto y con tilde como para que quede claro mi enojo) pirulinero.
  • Niún barquillero (al que me diga que no sabe que es un barquillero lo reviento).
  • Niúna señora de esa que le toman la presión a los viejitos cuando les da la calor y se sienten descompuestos.
  • Niún vendedor de barriletes de telgopor. Ahora viene todo de china.
  • Niún chico perdió en hombros, será porque ahora se quedan todos Gordos como lechones en la sombrilla de mamá a la espera de que pase un nuevo DONERO a reabastecer la canasta/reservorio de donas y ya no se pierden.

Ahora eso si, vi como cuatrocientos setenta y cuatro mil DONEROS.

… y todavía uno me mira con cara rara cuando le pregunto si, además de las ya tan mentadas donas, tiene al menos una torta frita.

Si viviera la tía margarita…. si viviera, toda una vida de los vendedores tradicionales de punta mogotes y ahora tener que aceptar que la diversidad de productos vs cantidad de vendedores (doneros contra el resto) siga la el principio de Paretto (en favor de los primeros, claro está).

Donas! Donas!... donas come Homero Simpson, y ojo, yo no digo que los barquillos sean más patrios que las donas pero estos pertenecen por lo menos al país de mi infancia. A cagar, no voy más a la playa.

Por último y para que no me traten de loco, tengo pruebas! Así como me oyen, tengo fotografías a todo color de los hechos.



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